¿Habías oido hablar alguna vez de ellos?
Se llaman parsis, zoroastrianos o mazdeístas, y son una cultura y una religión diferente al resto.
Originarios de la antigua Persia, donde ya existían hace más de 3.000 años, la tuvieron que abandonar cuando les quisieron obligar a convertirse al islam, y emigraron a India. Allí pasaron a ser conocidos como parsis (significa persas).
Solamente quedan unos 120.000 en todo el mundo (cada década su número desciende un 10%), y la mitad de ellos viven en una sola ciudad: Bombay.
Está considerada la minoría más culta e ilustrada de India, no tienen analfabetismo, dominan el inglés y alcanzan con facilidad los títulos universitarios.
Muchos de sus miembros gozan de prestigio por sus logros profesionales, como Ratan Parsi, que se ha convertido en presidente de Tata Motors, la mayor empresa india.
Siempre fueron buenos mediadores entre los británicos y los habitantes de India, por lo que cualquier monumento del siglo XIX en Bombay lleva algún signo relacionado con su cultura.
En cuanto a su religión, monoteista (solo alaban a un Dios, al contrario que la hinduista), está considerada la más antigua por muchos expertos. Heredada de varios milenios, fue Zoroastro (Zaratustra) el profeta que sentó las bases de una religión que adora al dios Ahura Mazda y rinde tributo al fuego. Curiosamente aportó muchos elementos a las religiones posteriores (cristianismo, judaismo, islam) en las que se encuentran demasiadas coincidencias con la mazdeísta.
Pero tiene otras que la diferencian en mucho: aparte de condenar con la exclusión total a aquellos o aquellas que se casen con personas de otra religión, el mazdeísmo se basa en ciertas ceremonias que hoy en día generan controversia entre algunos de sus miembros de la corriente moderna, como la de iniciación de la niñez o deshacerse de sus muertos como ofrenda para los buitres, siguiendo la máxima de su religión: ser útil de principio a fin de su existencia y no contaminar el medio.
La Wikipedia lo explica bien:
'''En la actualidad afrontan una grave crisis interna, debido a la pugna entre los sacerdotes ortodoxos y los jóvenes modernistas. Aquellos insisten en la práctica funeraria de los antepasados y para ello conservan en el Cerro Malabar, el sector residencial más exclusivo de Bombay, una construcción de piedra gris llamada la Torre del Silencio.
Allí son llevados los parsis que mueren. Los cadáveres de niños, mujeres y hombres se depositan sobre losas de piedra y quedan expuestos a la voracidad de gigantescos buitres. Las aves de rapiña les arrancan la carne y en corto plazo dejan sólo los huesos del esqueleto. Entonces el Sol los calcina y, tras ser semipulverizados los restos, se arrojan a un pozo habilitado en el fondo de la Torre. Desde allí, impulsados por agua corriente, llegan al mar.
Los jóvenes parsis encuentran que esta ceremonia, que data de 8.000 años atrás, debe desaparecer. Algunos temen que con ello desaparezca la religión misma.'''
